Identificación Biométrica

¿Qué es la firma biométrica?

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La innovación tecnológica avanza a un ritmo sorprendente. Y es que muchas de las soluciones propuestas en la actualidad apenas sí se imaginaban hace una década: supuestos calificados como artificios más propios de un apocalíptico mundo cyberpunk. Pero, nada más lejos de la realidad. La transformación digital ya nos está proporcionando las grandes ventajas soñadas en futuros cada vez más cercanos. La

La firma biométrica, o firma electrónica avanzada, es un ejemplo de una de esas extraordinarias tecnologías. También conocida como biometría, esta propuesta permite analizar las características únicas de los humanos con el fin de garantizar la autenticidad del sujeto, evitando suplantaciones de identidad.

El sistema para la identificación biométrica de una firma electrónica ya tiene una validez jurídica en numerosos países. Con un procedimiento cada vez más sencillo, su nivel de implantación crece exponencialmente, dado que las ventajas que proporciona este modelo de tramitación electrónica permiten asegurar las transacciones, con unos niveles de calidad muy superiores a otros sistemas de certificación de la identidad.

El proceso para la firma biométrica parte de la existencia de un documento electrónico, al que se puede acceder a través de un dispositivo móvil, como puede ser una tableta digital, un teléfono inteligente, o un periférico que tengan reconocimiento dactilar o una cámara que capture imágenes para su análisis y validación. Así, el tipo de firma podrá variar según se utilice un sistema u otro. En la mayoría de los casos, el registro se realiza mediante la rúbrica, hecha con un dedo, en la pantalla del dispositivo. Una vez capturado el trazo, se analiza su vector de recorrido, la presión ejercida – hasta más de un millar de niveles observados-, o la precisión de las líneas en su recorrido. De esta forma, se obtiene un rasgo inequívoco, imposible de ser replicado.

Un procedimiento más sencillo sería la identificación de la huella dactilar, a través del escaneo digital de la misma. Posteriormente, los algoritmos identifican los puntos únicos con el fin de encontrar coincidencias con una base de datos de huellas registradas previamente.

El escaneo del iris del ojo es otro de los métodos de identificación biométrica utilizado. Su funcionamiento es similar al registro a través de la huella dactilar. Una vez que se escanea el ojo del “firmante”, el software de reconocimiento se encarga de establecer patrones similares que puedan ser cotejados con la base de datos.

Junto a estos modelos más “tradicionales”, en la actualidad se están implementando reconocimientos basados en la verificación de la voz. Aquí, se utiliza una frase emitida por el usuario, que también será contrastada con una grabación previa obtenida de ese sujeto. El timbre de voz, el ritmo o la cadencia son algunos de las variables que se tienen en cuenta.

Por fin, el reconocimiento facial es una de las tendencias que mayor grado de satisfacción está proporcionando, aunque su recorrido aún sea limitado. Se trata de un mapeo del rostro del usuario que será verificado nuevamente con una base de datos establecida con anterioridad.

El número de modelos, sistemas y tecnologías biométricas existentes, y las nuevas en las que se están trabajando, proporcionan un sinfín de posibilidades para garantizar la seguridad en la certificación de documentos electrónicos.

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